Iglesia

Así, en mayúscula, el término alude a las autoridades del culto católico, la fe que, según la Constitución Nacional, sostiene el Estado argentino mediante subsidios. Por ejemplo, es el Estado quien paga el sueldo de las principales autoridades de la Iglesia, así como también financia a otras actividades vinculados con la institución: parroquias, colegios, etc. La excusa para que esto suceda radica en el hecho de que alrededor del 80% de la población argentina es católica. Y esa estadística se mide por la cantidad de gente que fue bautizada de acuerdo a los ritos de esa fe. No se aclara que mucha gente lo hace más por tradición que por otra cosa, y de ninguna manera se toma un examen para ver cuánto se sabe sobre las Sagradas Escrituras de esa fe, ni se toma asistencia a misa. A eso se le suma el hecho de que el trámite para la apostasía (es decir, la renuncia a la Iglesia) es tan engorroso que nadie lo hace, aunque lo quiera. Con ese sentido tradicional de pertenencia, la Iglesia logra incidir en temas importantes de la vida política del país. Algo que se profundizó cuando el Vaticano eligió un papa argentino. La mejor traducción local que existe de la institución que es la Iglesia en el mundo es el peronismo. Porque el corte político de la Iglesia es transversal. Muchas veces la Iglesia (de acuerdo a quién sea que la maneja) puede tener políticas en contra de la desigualdad social y a favor de los movimientos sindicales y de desocupados. Hoy son varios los movimientos sociales que son bendecidos por la Iglesia y hasta hay un conjunto de agrupaciones llamada “los Cayetanos”, por haberse constituido un día de San Cayetano, obviamente con la bendición de la Iglesia. Pero la Iglesia también es tajante en la oposición a determinadas libertades individuales, como la legalización del aborto, del consumo de drogas, de la eutanasia o de los derechos hacia las mujeres y los homosexuales. Paradójicamente, temas que sí defienden los liberales que, en lo económico-social, suelen estar ubicados a la derecha, por usar las categorías políticas tradicionales. En estos temas, la derecha liberal coincide con la izquierda no eclesiástica. Y en los demás, la izquierda eclesiástica coincide con la izquierda no eclesiástica. En lo que no coincide con nadie la Iglesia es en el hecho de ocultar y resguardar a los curas abusadores, una especialidad y una debilidad de la Iglesia en la Argentina y en cualquier otro lugar del mundo.