LA GARCÍA

Una cosa es el periodismo y otra cosa es el rock. Y otra muy distinta es el periodismo de rock. De eso se trató la primera revista que me tocó crear desde cero. Aguante La García.

En 1999, Carlos Ares quería hacer una revista de rock. Pero no sabía nada de rock. Él intuía que allí pasaba algo importante. Y “allí” era el rock argentino. 

Carlos comparaba al rock con el fútbol. Decía que cuando él estaba en El Gráfico y en Goles, la consigna era: “Siempre tiene que haber algo de Boca y de River. Si Boca gana, vamos con Boca. Si Boca pierde, vamos con la crisis de Boca”. 

Me convocó para hacer una revista con ese espíritu, y preguntó: “¿Cuáles son las bandas más importantes? Tenemos que tener nuestro Boca y River”.

Ares tenía una idea y un nombre: La García. Acababa de salir la edición argentina de Rolling Stone y quería que La García fuera una respuesta argentina a ese fenómeno rockero, pero extranjero, lejano y algo snob.

En base a esa consigna, convocamos a un grupo de periodistas jóvenes con hambre de gloria. Fans, pibes que fueran todas las noches a ver bandas, y que pudieran escribir bien desde ese lugar de fan. Además, le dimos un giro medio humorístico al asunto: había secciones en que nos burlábamos de los estereotipos rockeros, pero con complicidad con los fans y los músicos. 

Las entrevistas eran directas, pregunta respuesta, la palabra del músico estaba ante todo. Y respetábamos mucho eso. Nada de “nuevo periodismo”, como hacía Rolling Stone. Nosotros creíamos que dándole la palabra al músico podíamos mostrar mucho de ese personaje. No es que éramos concesivos: simplemente escuchábamos a gente a la que valía la pena escuchar. 

Años después, gente amiga, más joven, me dijo que coleccionaba la revista, que la seguía siempre. Y que pegaba los pósters en su cuarto de adolescente. 

Hace un tiempo, Pedro Saborido dijo que La García era un antecedente de Peter Capusotto. Después de escuchar eso, sentí que la revista había tenido sentido. Y poníamos a esa gente por delante del periodista, entrevistado por delante de entrevistador. Parece obvio, pero a veces lo obvio puede ser novedoso.

Hablé de un giro humorístico. Y además de una sección que se llamaba Sending Fruit (noticias inventadas, mandábamos fruta, esta sección fue el puntapié inicial para hacer Barcelona), estaba una de las cosas más recordadas de La García: las coberturas de los conciertos. Más precisamente, la ficha que acompañaba a los textos. 

Otra vez la referencia a los medios deportivos: al igual que hacían muchos diarios y revistas en los comentarios de los partidos, nosotros también hicimos una ficha. Y las categorías eran “olor a faso”, “nivel de pogo”, “trapos”, etc.

En La García también hacíamos una historieta con un método de inglés: The García English Method. Un dudoso método rockero para aprender el idioma de Los Beatles y los Rolling Stones. “Support Crazy Old Women” era “aguante Viejas Locas”. Y “ey, old woman, go a litlle dollar for e beer?” era “eh, vieja, ¿sale un pesito pa’ la birra?” La sección tuvo tanto éxito que sacamos un especial con un CD animado con el The García English Method.

Durante los poco más de dos años que existió La García tuve el placer de entrevistar a muchas de los más grandes músicos de rock del país: Charly García (en plena etapa Say No More iba al menos una vez por mes a ver a Charly a cualquier hora al departamento de Coronel Díaz y Santa Fe), Gustavo Cerati, La Renga, Andrés Calamaro, Ricardo Iorio, Catupecu Machu, Ricky Espinosa, Los Piojos, Los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decadentes, Leo García y un larguísimo etcétera.

Sin dudas la nota más recordada fue la última entrevista que dieron Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. O sea, el Indio, Skay y Poli. La hicimos con Humphrey Inzillo y Martín Correa en un bar de Palermo y creo que nunca en mi vida tomé tanta cerveza como esa noche. 

Cuando nos despedimos, vimos con Humphrey y Martín cómo se iban los tres (el Indio en el medio, abrazando a Skay y Poli, uno de un lado, otra del otro) por la calle Thames. Parecían hermanos. Jamás pensamos que esa misma noche se iban a pelear de manera brutal y que la banda más convocante de la Argentina iba a dejar de existir para siempre,

La García fue uno de los proyectos más entrañables de todos los que formé parte. Porque fue el primer proyecto donde puse una impronta personal desde la creación. Y porque la revista estaba buenísima.

Lamentablemente, le tocó existir en medio de una crisis brutal. Y en diciembre de 2001 salió el último número. Sí, en diciembre de 2001 dejó de existir. Lógico: si entonces casi deja de existir la Argentina, ¿cómo iba a hacer para sobrevivir una humilde revista de rock?

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