hambre

Prueba máxima de la miseria y de la inequidad social de un país. El hambre puede verse tanto en el ejemplo clásico de la falta de comida (y la consecuente desnutrición de las personas, flaquísimas, con la piel pegada a los huesos) como a la mala alimentación, plagada de azúcares y harinas. La nueva cara del hambre es, paradójicamente, la obesidad, sobre todo entre niños y niñas. En los centros urbanos, el hambre se representa tanto en la gente que pide, como en la que revuelve los tachos de basura por las noches, frente a los restaurantes, en busca de algún resto que comer. El hambre aparece como una de las principales preocupaciones de los candidatos durante las elecciones, que no dudan en prometer “hambre cero” (ver). La preocupación por el hambre suele desaparecer una vez que esos candidatos ganan o pierden la elección en cuestión.