DIEGO CAPUSOTTO, FABIO ALBERTI Y PEDRO SABORIDO EXPLICAN CÓMO HACEN «TODO POR DOS PESOS»

Por Pablo Marchetti y Humphrey Inzillo

Pedro Saborido tiene cara de recién levantado o de no haberse acostado.  Abre la puerta del departamento, piso 16 cerca de Las Heras y Coronel Díaz.

-Pasen. ¿Qué quieren tomar? –pregunta con voz de dormido, de fisura total, de resaca o algo así.

-¿Tenés pernod o ajenjo?

-No, pero creo que en la heladera hay un par de cervezas. ¿Quieren cerveza?

-Bueno.

Vuelve de la cocina con dos de latas de Quilmes y se sienta frente a la computadora de lo que en algún momento fue el living de su casa y hoy es el escritorio de su oficina, el bunker en donde se gesta Todo por dos pesos. El cuarto está decorado con reproducciones de dibujos del francés Folon y un afiche de la muestra del japonés Fukuda que se realizó hace un par de años en el Centro Cultural Recoleta. Ambos, diseñadores. “Esas cosas le gustan a mi mujer. Yo no soy tan culto”, aclara, por si hiciera falta. Dice que está “hecho mierda”, que trabaja muchísimo, que quiere terminar el año ya. Cada algunas palabras emite quejidos, gruñidos, bostezos o una mezcla de todo eso.

         Desde el otro cuarto del dos ambientes aparece Diego Capusoto y esta

vez no quedan dudas: estaba dormido. “Estoy hecho mierda”, dice, él también y, como en el caso anterior, nadie lo dudaría ni un poquito. “Lo que pasa es que estábamos con un par de gatos… no mentira, debemos ser los únicos tipos de la tele que no cojemos. Ni con nuestras esposas cojemos”, agrega. Está bien, es un chiste, pero la realidad no parece estar muy lejos de eso. Se los ve cansados y parece mentira que esos dos tipos con cara de cansados/dormidos/agotados hagan tal vez el mejor programa de la televisión argentina y, seguro, el mejor programa de humor de la tele de este país.

-¿Cómo se hace Todo por dos pesos? ¿Cuándo empiezan a trabajar en el próximo programa?
CAPUSOTTO: Ponele, hoy (lunes) empezamos a trabajar en el programa que viene. El de hoy ya está listo.

-¿Y cuándo lo terminan?
CAPUSOTO: Llegando al fin de semana. Tenemos laburo de piso, después de exteriores y él (Saborido) con Néstor (Montalbano) terminan editándolo entre el jueves, el viernes y el sábado que viene, depende cómo lleguemos.

-¿Vos no estás en la edición?
CAPUSOTO: Yo no sé editar. A veces voy y pensamos cosas para el programa siguiente. Ahí veo cosas editadas, pero los que se encargan de la edición son ellos.

-¿Pero son de anotar cosas todos los días? ¿Tienen una libreta o un grabadorcito donde van guardando cosas que se les ocurren?
CAPUSOTO: Cada uno tiene su metodología, su manera. Pero todo se resume acá, en este departamento. O si no, yendo a comer. Y mientras, Pedro anota todo.

Primer acto

Pedro anota todo también aquí y ahora. Mientras hablamos con Capusoto, Saborido escribe cosas en la computadora. Es gracioso ver en la pantalla escrito el nombre de Roberto Powell, el artista mediático que interpreta Capusoto.

-¿Qué estás escribiendo?
SABORIDO: Estoy haciendo lo que es el armado del programa. Esta es una grilla que seguro después se cambia porque nos damos cuenta de que un número quedó más fuerte que otro, o que se pega una temática con otra. Pero esto es la base de programa, bloque por bloque. Y ahí nos vamos dando cuenta qué nos falta o qué nos sobra. Porque la verdad es que tenemos que acotar bastante la energía de la producción. Entonces si ya hicimos esto que es muy difícil de grabar, tratamos de que otra cosa no sea tan enquilombada porque no llegamos. Tenemos un horario estricto y no nos podemos mover de ahí.

-¿Qué porcentaje de improvisación tienen en el momento de ir al piso? ¿Tienen una estructura y sobre eso improvisan o está todo escrito?
CAPUSOTO: No, cada cosa está guionada.
SABORIDO: Hay cosas que están muy pautadas. De Roberto Powell no hay un guión escrito. Está muy claro de qué va a hablar, pero él va jugando. Hay chistes que están pautados y otros que los inventa él en el momento. Lo mismo en el piso: hay una cosa pautada y sobre eso a veces se sacan chistes y a veces se meten. No es un guión de hierro.
CAPUSOTO: Sí, pero todo está guionado, se sabe qué se va a hacer. Lo de la improvisación en televisión es medio un mito. No es que uno va al piso y dice “hay un tema, improvisemos”. Eso te puede salir una vez, pero cada cosa tiene su guión, él es el encargado de guionarlo.
SABORIDO: Y en el piso por ahí se nos ocurren boludeces que derivan en copetes o cosas que agregamos.
CAPUSOTO: Después, en los personajes, cada uno tiene su propia metodología de laburo. Y ahí podés anotar en un papel o tener todo en la cabeza. Yo en general no anoto: lo tengo más o menos en la cabeza. De golpe me junto con él y decimos “Irma Jusid, “¿sobre qué puede hablar?” Eso se me puede ocurrir a mí, a él, a Fabio o a Néstor.

Segundo acto

-¿Sentís que en De la cabeza o en Cha cha cha improvisabas más o trabajás de la misma manera?
CAPUSOTTO: No, yo cuando en Cha cha cha hacía los personajes individuales laburaba igual que ahora. Lo que pasa es que ahora tenemos un poco más de ayuda. Por ejemplo, en Cha cha cha no teníamos a nadie que se ocupara del guión como lo hace él ahora y por ahí me las tenía que rebuscar más solo. Y era otra la estructura del programa, también. Pero tampoco en Cha cha cha se improvisaba todo. A lo mejor improvisábamos más antes, sí, pero también algunas cosas salían bien y otras mal. Ahora a lo mejor el programa lo que genera es que las cosas tienen que tener un cierto ordenamiento del punto por punto. Porque es como los programas que conducen los conductores típicos de la televisión que van de un punto a otro. Que no deja de ser berreta, porque es el ordenamiento del “¿ahora a dónde vamos?” Y antes lo que hacíamos nosotros tanto en Cha cha cha como en Delikatesen eran pequeñas historias, era un programa más de sketchs. Siempre está el juego de improvisar algo. Lo que digo del mito es que no podés ir a grabar algo a un estudio de televisión con cinco sketchs donde vos tenés la imagen y a partir de ahí hacés un desarrollo. Eso no existe. Las cosas tienen que estar medianamente armadas para ver de dónde se arranca y hasta dónde se llega.

-¿Ahora están con más conciencia de que están en la tele que antes?
CAPUSOTTO: Y, pasaron siete años y uno está más instalado dentro del medio. De hecho, a nosotros nos llamaron para hacer esto porque nos conocían de otro lado. Cuando empezó Cha cha cha, empezó. Ahora cada uno de los que laburamos en Cha cha cha estamos instalados en la televisión, más allá de que algunos estemos trabajando y otros no.

Tercer acto

-¿Es verdad que en De la cabeza hacían publicidad del programa en los colectivos?
CAPUSOTTO: De lo que me acuerdo es de estar viajando en colectivo con Alfredo (Casero) y con Fabio, y que en un momento Alfredo dijo de empezar a hacer publicidad del programa arriba de los colectivos. Después no sé si lo hicieron o no. Yo fui a hacer el casting con Alfredo y con Fabio, quedamos, pero estuve nada más que en los cuatro primeros programas. Porque de ahí se dividió un grupo que se fue a hacer Del tomate (yo me quedé ahí) y otros que se quedaron como De la cabeza, que fue el grupo que al año siguiente generó Cha cha cha. Y yo me sumé a Cha cha cha desde el comienzo.

-De ese grupo ustedes fueron los únicos que siguieron en la misma línea de humor en televisión. Alfredo hace Vulnerables y siguió haciendo humor en el teatro; Fabio Posca también siguió en teatro y en televisión actúa en tiras; Alacrán se fue con Tinelli a contar chistes…
CAPUSOTTO: Eso es producto de la casualidad, nada más. A Fabio o a mí nos podían haber llamado para otros proyectos y podríamos estar haciendo algo como lo que está haciendo Alfredo en Vulnerables, o podríamos estar haciendo La peluquería de Miguel Mateos, qué sé yo. El tema fue que cuando se cortó lo de Delikatesen, a Fabio y a mí nos llamaron para hacer un programa en cable, que derivó en lo que es hoy Todo por dos pesos, y en vez de en cable estamos en el aire. Si nosotros hacemos humor en televisión o en teatro, siempre vamos a hacer más o menos lo mismo. Es lo que nos sale y es lo que más nos gusta hacer. Pero en televisión podemos llegar a hacer cualquier cosa, no sabemos qué vamos a hacer en televisión dentro de dos años: cada uno laburará por su lado, o haremos otro programa de humor que sea otra cosa, nunca sabemos. Esto es producto de la casualidad y de que uno se independiza, también.

-¿Es más televisivo Todo por dos pesos que los otros programas que hicieron?
CAPUSOTTO: Sí, claro. De hecho, tiene todos los lugares comunes de la televisión.

-Pero más allá de que remite constantemente a la tele, ¿no creen que Cha cha cha tenía más sótano, que era más experimental?
CAPUSOTTO: Es que se generó así, las consecuencias de haber aparecido en De la cabeza fueron esas. No te olvidés que nosotros aparecimos en Canal 2 en una época en que casi no tenía programación y había lugar para la experimentación. En televisión no es que vos experimentás: hay lugar para experimentar o no hay. En el momento en que nosotros aparecimos había lugar para experimentar, y eso fue lo que hicimos. Tampoco es que inventamos nada: el humor que nosotros hacemos es un humor que ya se hizo, no es nuevo. Andá a ver cine mudo y ahí vas a ver todo. Simplemente, los programas de humor tenían una estructura que giraba alrededor de un capocómico y de alguna manera De la cabeza empezó siendo un programa con distintos grupos, donde cada uno hacía sus cosas y a lo mejor la forma de contar se diferenciaba de cómo eran los programas de humor de esa época. Nada más que eso. Y nosotros justo estábamos ahí. Como ahora, que estamos en el siete porque hubo cambios de autoridades, si no tampoco estaríamos en el siete y no estaríamos en ningún lado. O estaríamos en cable haciendo otro tipo de programa.

¿Cómo se llama la obra?

-¿Sintieron que la vuelta de Todo por dos pesos a un canal de aire fue una especie de revancha?
CAPUSOTTO: No. Nosotros queríamos volver a hacer el programa, nos quedamos con la leche, y no es revancha contra nadie. Es muy ridículo pensar en revancha en televisión. Porque por ahí un tipo dice “este programa no tiene rating”, lo levanta y vos volvés en otro canal y al tipo ese que lo levantó le chupa un huevo, está en otro negocio. Entonces no hay revancha contra nadie. Es, simplemente, la alegría de haber vuelto a hacer el programa, nada más.

-¿Y en qué consiste para vos la alegría de hacer el programa?
CAPUSOTTO: Y, nos da placer hacerlo. A veces nos da por las pelotas y por cómo se trabaja estamos medio hasta las manos con el tiempo. Y ya a esta altura del año te gana el cansancio y tenés ganas de terminar para renovarte, si continuás con el programa. Pero bueno, el momento de la magia siempre aparece, es lo que te mantiene. Por ahí si ya hubiésemos hecho Todo por dos pesos durante dos años estaríamos agotados del programa. Es el placer de juntarse.

¡Está bien!

-¿Cómo se llevan con la productora (Ideas del sur, propiedad de Marcelo Tinelli)?
CAPUSOTTO: Bien. Tinelli es un tipo al que le gusta el programa y sabe mejor que nosotros que este es el programa, porque le gustó la idea desde el principio. Las reuniones que nosotros tenemos con él son simplemente cambios de opiniones. Él no le va a dar otra dirección al programa, porque sabe que el programa también es esto.

-¿Se reúnen seguido con Tinelli?
CAPUSOTTO: Sí, cada tanto.

-¿Y qué les dice?
CAPUSOTTO: Nada, nos comenta qué le pareció el programa, qué cosas le gustaron y qué cosas no, nada más. Pero sabe que el espíritu del programa es este y no hay ninguna intención de cambiarlo. No tenemos grandes presiones.

-¿Le pareció divertido que uno de los conductores se llamara Marcelo?
ALBERTI: Sí, claro. Lo que pasa es que el gran error es pensar que porque Tinelli hace Videomatch, cómo va a hacer Todo por dos pesos. Yo creo que Tinelli también puede ver Buster Keaton y reirse. Yo no sé si él haría Todo por dos pesos, pero si lo produce es por algo, ¿viste?
SABORIDO: Es que la mirada de cierto progresismo es “uy, Tinelli, qué mal”. Y te puedo asegurar que trabajamos muy cómodos con el tipo, y el tipo es tan fanático del programa como puede serlo un pibe de 20 años. También tenemos la responsabilidad de que salga todo bien. Si el programa fuera un quilombo, seguramente el tipo metería más mano. Pero así funciona y él compró eso. No es que dijo “uy, ahora a estos dos les meto dos minas en bolas al lado y los voy a hacer debutar en la revista”. Y si lo hubiera dicho en algún momento, ellos también hubieran tenido la opción de decir sí o no.

Cuidate, querete…

-¿Sienten que con Todo por dos pesos lograron ser más masivos? El otro día día fui a la cancha a ver Argentina-Uruguay, un jugador le pegó al arco. No muy bien, pero le pegó al arco. Y uno desde la platea gritó “está bien”…
CAPUSOTTO: Esas cosas no sé cómo surgen. Puede ser porque el año pasado el programa estuvo tres meses, se levantó y se empezó a hablar del programa cuando lo levantaron que cuando estaba en el aire. Eso puede llevar a que mucha gente diga “uy, a ver cómo es este programa”. Y después le gustará o no. A lo mejor dentro de diez años hay un programa como Siglo XX cambalache conducido por la hija de Pinky, y dicen que Cha cha cha fue el programa que marcó el humor en los 90. Hay cosas que se reivindican 20 años después. Alo mejor Todo por dos pesos tiene esa estructura clásica de televisión que hace que uno se sienta más identificado como espectador porque estos dos boludos que conducen tienen muchos puntos de referencia con otros boludos a los que viste conduciendo. Pero también tiene como ese espíritu que tenía Cha cha cha, porque tiene una línea de humor por la que nosotros andamos, siempre.

-¿Qué sienten cuando alguien por la calle dice “está bien”, “buenísimo” o “¿a verga?”
CAPUSOTTO: Y, nos da placer, pero tranquilos. Es que pasa lo que pasa siempre que uno hace algo que es público: en algún momento le pertenece a la gente. Lo mismo que cuando alguien te toma como ídolo: en general también hay otro montón de gente que te toma como pelotudo, pero no te lo dice. Está bien, un programa no deja de ser público. Son cosas que suceden cuando la gente ve el programa y le da placer.

-En las grabaciones en el piso, entre el público hay montones de pibes que llevan banderas, como en un recital de rock…
CAPUSOTTO: Sí, sí, es una demostración de afecto también. Para alguna gente el programa tiene una especie de pertenencia. Así como hay gente que se reúne para verlo por la tele. Es que después cada uno le da al programa su propia lectura, que muchas veces es distinto del que tenemos nosotros.

…ojito…

Entra Fabio Alberti. Llega de riguroso jogging negro, pantalón y buzo. Viene de participar en Day tripper, el programa que conduce por las tardes Juan Di Natale en la Rock & Pop, donde él es columnista y donde, en los días feriados, reaparece Peperino Pómoro. “Pero hoy no, porque Peperino se tomó el feriado”, aclara. Antes de retomar la charla sobre el programa, hablan (mucho) sobre fútbol. Alberti es hincha de River y dice que “Riquelme es un calesitero”. Capusotto es de Racing y cree que el diez de Boca es “un fenómeno, igual que Saviola, que hizo un golazo”. El tema, obviamente, es el superclásico del día anterior. Capusotto está enojado con la prensa: “En Clarín le pusieron seis a Aimar y no la tocó. El pibe es un fenómeno, pero jugó para dos o tres puntos”.  
ALBERTI: La salida era Lombardi y le daba todas las pelotas a los contrarios. Lo que lo puteé a Lombardi ayer…
CAPUSOTO: En el segundo tiempo Boca pudo haber ganado por una pelota que le pone a Palermo.
ALBERTI: Palermo es el primer goleador del fútbol argentino que no lo quiere nadie. Cruz salió goleador y enseguida estaba jugando en Holanda. Calderón, pum, lo vendieron.
CAPUSOTO: A Palermo no se lo llevaron porque se rompió.
ALBERTI: Pero antes de eso dijeron “no, dos millones más no tenemos”. Esos clubes, que pagan 50 palos por cualquiera, mirá si no van a comprar a alguien por dos palos. Hacen así, pum, y los ponen.
CAPUSOTTO: Pero se lo van a llevar. También Ortega fue a Italia y es un fracasado.
ALBERTI: Mirá, hasta el Pampa Sosa se fue y hace goles en Udinese…

Conclusión: a los dos los apasiona el fútbol. Pasemos a otro tema.

¡Qué onomástico!

-Cuando ustedes aparecieron en De la cabeza, eran un grupo de actores que venían del teatro y cayeron en la tele a hacer algo distinto. Pero ahora, en Todo por dos pesos son ustedes dos y un montón de actores totalmente desconocidos.
ALBERTI: Sí, que también vienen del under.
CAPUSOTTO: Esos vienen mucho más del under que nosotros.

-¿De dónde salieron?
ALBERTI: Eran extras.

-¿Pedemonti era un extra?
ALBERTI: Sí, ¿no viste que él dice que hizo 60 capítulos de Meteoro creo que es?

-¿Dónde los conocieron?
ALBERTI: Y, hay un Sindicato de Extras.

-¿Y ustedes fueron al sindicato de extras?
ALBERTI: No, nosotros no. Hay gente que maneja… en realidad el sindicato de extras es para Telenoche investiga. Es el usufructo del ser humano de una manera totalmente cruel… y bueno, yo estoy poniendo mi sindicato ahora…

-¿Y los conocían?
ALBERTI: No, en general es gente que viene por cualquier otra cosa y ahí vos te das cuenta quién tiene mayor facilidad para hablar, para dejar de hablar… hay algunos que te dan miedo.

-Y esos son los que quedan…
ALBERTI: Claro, a esos los elegimos.

-¿Y cómo hacen para elegirlos? Para Pedemonti, por ejemplo, ¿hicieron un casting?
ALBERTI: No, Pedemonti era uno de los que estaban en el “qué onomástico”. Y era divertido…
SABORIDO: Pedemonti lo hicimos pensando en él. Primero habíamos pensado en un jugador de Vélez que no quiere retirarse y tiene 70 años y sigue jugando. Después Fabio dijo “no, ¿por qué mejor no tiene 28 años y está hecho mierda?” Y así surgió. Fue una vez que el viejo había hecho un afilador de abuelas, que afilaba los dientes de las abuelas, y cuando el tipo gritaba era gracioso.
CAPUSOTO: Nosotros medio le pusimos el ojo cuando en los onomásticos hablaba de la misma forma como habla Pedemonti.
ALBERTI: Yo no sé por qué habla así cuando tiene que leer algo, pero el viejo declama para decir cualquier cosa.

A verga…

-¿Van a hacer un disco? Porque en internet las canciones están circulando muchísimo…
ALBERTI: Sí, también en Parque Centenario, en Parque Rivadavia…
SABORIDO: Por ahí el año que viene…

-Ah, o sea que la idea está…
ALBERTI: Sí, en realidad la idea está y ya la hicieron. Vas al parque y te comprás el disco con las canciones. Entonces para eso hagámoslo nosotros.
CAPUSOTO: Tendríamos que hacer el auténtico disco de Todo por dos pesos.

-¿La página de internet donde aparecen las canciones es de ustedes?
SABORIDO: No, y no sabemos quién carajo es el que la hizo.

-¿Es verdad que el año que viene van a cambiar de canal?
SABORIDO: No sabemos nada sobre qué va a pasar con el programa el año que viene.
CAPUSOTO: A nosotros nos gustaría seguir.
ALBERTI: Sí, pero por ahora nos faltan ocho programas de este año.

-Y por ahora piensan seguir desde Miami…
ALBERTI: Sí, pero eso de Miami ya lo dejamos medio de lado. Sigue diciendo que es desde Miami, pero nada más que eso.
SABORIDO: Hace poco vieron el programa en España y dijeron “qué bien, se hace desde Miami”, pero ya no hay ni referencias graciosas al tema. Ya sabíamos que iba a pasar eso: que iba a ser una broma inicial y nada más.

¿Qué nos pasa a los argentinos?

-¿Conocen Miami?
CAPUSOTO: No.
ALBERTI: Yo tampoco. ¿Vos, Pedro?
SABORIDO: Sí, yo conozco.

-¿Y a quién se le ocurrió lo de Miami?
SABORIDO: Creo que Fabio dijo una vez “che, podríamos salir desde Miami”.
ALBERTI: También por Loft (un programa con invitados que conducía Nicolás Repetto), que lo hacían desde Miami pero en un living. Ni te enterabas que estaban en Miami. Ni siquiera veías el mar o una palmera. Nosotros podemos estar en Miami igual que estaba Loft.
SABORIDO: Es un poco la meca argentina, Miami. Va Susana…
ALBERTI: Todos tienen casa en Miami. Si no tenés casa en Miami, no existís. A la pasta con Porcel está en Miami, el coso de Stallone, en Miami… no conozco Miami. Mucho latino… En Loft, encima, los invitados eran Lolito Torres, Mercedes Sosa o Fito Páez que iban en avión de acá para allá. Igual al primer programa de Repetto fue Roger Moore, y al primero nuestro también vino Roger Moore.
SABORIDO: Pero a veces llegan de San Clemente a Miami. O vienen desde Lanús. Es una licencia poética.
CAPUSOTO: No hay respeto por el espacio y el lugar.

-Claro. En el programa tienen extraterrestres, también…
CAPUSOTO: Y los extraterrestres también, cuando caen, caen en Miami. Son bastante grasas los extraterrestres.

No, no, no, no, no…

-¿Sienten que en este momento tienen una libertad total que antes no tenían? Se lo pregunto por algo muy puntual: en un momento, en las películas argentinas zarpadas, un actor dice “uh, traje un caño”…
ALBERTI: No es que ahora podemos decir cosas que antes no. Muchas veces nos autocensuramos y pensamos “no digamos esto porque nos vamos al carajo”. Pero hay como una cierta estupidez mental de que no podés decir “marihuana” en el programa. Lo que más me indigna de eso es que si lo decimos nosotros, somos unos zarpados, unos locos. En cambio los personajes de (Alejandro) Doria o de Gerardo Romano se pueden tomar una línea, ser cocainómanos, picarse, emborracharse. Y los mismos que nos dicen zarpados a nosotros ven Friends o ven todas las sitcoms, donde se la pasan fumando porro en todos los capítulos.

¡Mamá! ¡Mamá!

-¿Tienen otros proyectos además del programa? ¿Están trabajando en algo más?
CAPUSOTO: No, por ahora no. Estamos pensando en el programa y en cómo va a ser el año que viene, si seguimos. Porque aunque sigamos, no vamos a hacer lo mismo. Algunos cambios le vamos a hacer. Pero proyectos paralelos, no.

-¿No les ofrecieron hacer Shakespeare en el San Martín, por ejemplo?
ALBERTI: Sí, pero les dijimos que no porque no teníamos tiempo, ¿no?
CAPUSOTO: Sí, nos habían llamado a Fabio y a mí para La tempestad, pero no nos daban los horarios. Justo las funciones eran de noche y nosotros grabábamos de noche. Una lástima. Para mí hubiera sido un paso muy importante.
ALBERTI: A mí me hubiera encantado así conocía el Teatro San Martín. Yo quería conocer la sala Cunil Canabelas (sic), pero no pudo ser.

-¿Ven mucha tele?
ALBERTI: Sí, la televisión la tenés en tu casa y cada tanto la prendés. Tampoco es que digo “uy, hoy dan tal cosa y quiero verla”.
CAPUSOTO: El televisor es un electrodoméstico más…

-Sí, pero que se prende más que la licuadora…
CAPUSOTO: Claro. Es preferible tener el televisor prendida y no la plancha. A lo mejor, en el televisor hay cosas más atractivas que en la plancha.
ALBERTI: Sí, yo porque no tengo Koh-i-noor. Si tuviera, seguramente tendría más tiempo prendido el Koh-i-noor que la tele. Nunca vi como funciona el Koh-i-noor, pero me encantaría.
CAPUSOTO: Yo en televisión, con lo que estoy a full, ahora que lo tengo, es con Venus. Lo cual no deja de ser peligroso. Venus, algún documental sobre Ho Chi Minh, voy mechando, ¿no? Aunque reconozco que Playboy, es mucho más erótico. Además hay muchas mejores minas. El otro es demasiado freak. Y te encontrás sorpresas: culos feos, culos estriados… y primeros planos. Con Fabio somos grandes consumidores del género. El otro día hemos visto Los Pinjapiedras, una de las películas más graciosas que vi, la única porno con la que lloré de la risa. Para mí lo único de culto que hay es Los Pinjapiedras, porque provoca el efecto contrario. Y también vi una chica, una porno star, que me impresionó. Esto se lo iba a comentar a Fabio mañana en el almuerzo, pero ya que estoy se los cuento ahora. Era una belleza increíble, tipo Ornella Mutti…

-¿Dónde? ¿En Los Pinjapiedras?
CAPUSOTO: No, en Los Pinjapiedras podría laburar Polino. En serio, hay una mina que parece Polino. Pero no, esta era increíble. No sé cómo se llama ni nada.

Boluda total

-¿Miran mucho cable?
CAPUSOTTO: Yo me engancho mucho con los documentales.
ALBERTI: Los programas estúpidos del cable son divertidos también.

-¿Miran mucho ese tipo de programas? Porque Todo por dos pesos está inspirado en muchos de los personajes que se ven ahí…
CAPUSOTTO: En televisión cualquier cosa puede pasar. Y más hoy. Entonces no necesitás el ejercicio de mirar algo, que a veces te viene bien, porque no podés tener todas las ideas. Después viendo programas se te ocurren cosas, ni hablar. De hecho en el programa hemos hecho cosas basadas en cosas que vimos. No copiadas, sino tomar algo que vimos y derivarlo hacia otro lado. Porque es derivar algo de un tratamiento serio a cualquier cosa.

-¿No sienten que en el cable ustedes tienen mucha competencia?
CAPUSOTO: Sí. Creo que hay programas que incluso pueden llegar a ser más graciosos. Pero algunos te hacen reir y otros te indignan también y decís “qué pelotudo, mirá lo que hace”. Yo cuando la vi a Lita de Lázzari me hubiese gustado ser del Hamas, ponerle una bomba así de grande y hacerla volar a la mierda. No me hacía reir. Y después de un par de cosas que dijo, menos todavía. Pero antes de conocer sus opiniones tampoco la soportaba. No entiendo cómo puede haber gente que imita a Lita de Lázzari o como Portal, que la invita porque es graciosa. A mí me produce el efecto contrario. Después sí hay cosas que están hechas supuestamente de forma seria y son muy cómicas. Y cuanto más serias las hacen, más cómicas y grotescas son. Y qué sé yo, hay cosas como Hielo y limón que un poco te podés reir, pero a los cinco minutos los sacás. Para reirme, de última, veo una película del Gordo y el Flaco o de los Hermanos Marx.

-¿Y de ahora qué humoristas les gustan?
ALBERTI: A mí siempre me gustó mucho Urdapilleta. También Pipo (Cipolatti). Lástima que está muy desaprovechado ahora en Polémica, pero Pippo me parece muy gracioso. El otro día estuvo en la radio cantando la canción de Mister Moto y es brillante.

Publicada originalmente en revista LA MAGA, noviembre de 2000