espía

Persona que se encarga de vigilar a los demás. Se trata de uno de los trabajos menos prestigiosos socialmente por estar incluído en la lista de todo aquello que se denomina comúnmente “el mundo de los buchones”. En ese sentido, el espía comparte un mismo imaginario social que un guarda del ferrocarril o un vigilante, en cualquiera de sus versiones. Pero entre todos los buchones, el espía es el que mayor beneficio personal puede sacar de su condición. Los espías (y las espías) manejan información que puede ser vendida o usada para la extorsión. Además, la condición de confidencial del trabajo que realizan les permite llevar adelante actividades sin tener que rendir cuentas a nadie. Es por eso que los espías a veces se ganan un dinero extra con el tráfico de estupefacientes, de armas, de órganos, la trata de personas o la venta de productos cosméticos (sobre todo cremas, lápiz labial y máscaras de ojos), aunque esto último dato no ha sido chequeado debidamente y no resulta del todo confiable. Este tipo de actividad extra por parte de los espías, aparentemente sólo sucedería en la Argentina. En los países serios los agentes de los servicios de inteligencia se manejarían de un modo absolutamente distinto. Aunque al cierre de esta edición aún no se habría dilucidado cuáles serían exactamente esos países serios.