deuda externa

Dinero que un país pide a organismos internacionales para atender necesidades básicas de la población, como infraestructura, generación de empleo, reactivación industrial, créditos a pequeños y medianos emprendedores, etc. Este dinero es un préstamo que luego hay que devolver. Como en general la plata que se pide a los organismos internacionales no necesariamente se utiliza para aquello para lo que se la solicitó, una vez recibido el préstamo el problema pasa a ser cómo devolver ese dinero. Es así que en la mayoría de los casos, los países (o al menos eso ocurre en la Argentina) terminan pidiendo créditos para pagar las deudas del préstamo pedido anteriormente. Se inicia así un círculo vicioso de préstamos para pagar los préstamos. Esto en el mejor de los casos. Porque a ese círculo con capacidades virtuosas diferentes hay que sumarle el hecho de que por cada préstamo pedido hay sectores concentrados de la economía (es decir, gente con muchísimo dinero y muchísimo poder) que se dedica a ganar muchísimo más dinero y, por añadidura, mucho más poder. El rechazo a contraer créditos y a pagar las deudas contraídas anteriormente suele ser grande cuando una fuerza política se encuentra en la oposición. Tan grande como el convencimiento de que hay que honrar peso por peso y en tiempo y forma los compromisos internacionales, cuando esa misma fuerza política pasa de la oposición a ocupar el Gobierno Nacional.