desaparecido en democracia

Variante del término “desaparecido” (ese que hizo famosa a la Argentina en el mundo, tanto que aún en otras lenguas se utiliza el término en castellano), pero que en lugar de ser cometido durante una dictadura, es llevado adelante, como su nombre lo indica, durante un gobierno democrático. O, para no ser puristas con el término “democrático”, por un gobierno elegido legítimamente en las urnas. Como ocurre con todas las desapariciones, suele haber casos que despiertan más interés en la mayoría de la población, de acuerdo a la condición de clase de tal desaparecido. Es más probable que una persona blanca, de clase media o media alta, con buen nivel socio-cultural, tenga más interés para la mayoría de la gente. Aunque también el interés puede variar de acuerdo a las condiciones políticas en las que se lleva adelante una desaparición. No es lo mismo una desaparición durante un gobierno que se autopercibe como de izquierda o centro izquierda, que un gobierno con evidentes raíces de derecha. En el Gobierno que se autopercibe “de izquierda”, el interés va a ser mucho menor, pues los partidarios de ese Gobierno aducirán que reclamar por ese desaparecido es “hacerle el juego a la derecha” (ver), mientras que la oposición de derecha, por definición, jamás reclamará nada. En cambio, cuando gobierna la derecha, la oposición (inclusive quienes gobernaron y se autopercibían “de izquierda”) sí se encolumnará detrás de un mismo reclamo justo: el de exigir la aparición con vida de dicho desaparecido. Vale aclarar que los desaparecidos en democracia no suelen mover demasiado la intención de voto, y que muchos son los gobiernos (de “izquierda” y de derecha) que han ganado elecciones después de que las fuerzas de seguridad hicieron desaparecer a alguien.