Copa América

Torneo continental de fútbol masculino en el que, a pesar de lo que indica su nombre, no participan selecciones de todo el continente americano, sino sólo de Sudamérica. O al menos eso era al comienzo. Porque con los años se fueron incorporando algunas selecciones de centro y norte américa (fundamentalmente, México y los Estados Unidos), también jugaron el torneo selecciones de países remotos, como Japón o Qatar. La Copa América es un torneo menor, que no genera mayor expectativa aunque sí provoca un efecto paradójico que roza la autoflagelación: si se gana no se vive como un gran logro, pero si se pierde se lo considera un fracaso rotundo. Y más si se pierden varias finales seguidas, y más frente a un rival con el que se tiene cierta rivalidad. La Copa América también puede servir como prueba de un gran cambio de actitud en algunos protagonistas del fútbol masculino. Por ejemplo, puede provocar declaraciones beligerantes en algún futbolista a quienes todo el mundo tenía por portador de mesura y sobre quien pesaba cierto estigma de “pecho frío”. Pero la Copa América también puede servir para llevar al paroxismo el uso político de una competencia deportiva, y mostrarnos al presidente ultraderechista, racista y homofóbico del país anfitrión, posando en el centro del estadio, canchero y casual, junto a la selección de su país, que acaba de alzar el trofeo.