ajuste

Conjunto de medidas económicas que redundan en una brutal disminución de los recursos de la gente más pobre. El ajuste combina un gran aumento de precios y de tarifas, con una enorme disminución del salario, en el caso de las personas que aún conservan su empleo, en medio de una brutal ola de despidos. El ajuste es una de las medidas menos populares que puede tomar un gobierno. Sin embargo, existe un amplio consenso mediático y, por consecuencia, en la opinión pública para lograr que una gran cantidad de gente se sienta identificada con las medidas o al menos vea bien que el ajuste se lleve adelante. Para lograr esto, el dispositivo mediático no habla de ajuste sino de “reordenamiento tarifario”, “disminución del gasto público”, “sinceramiento de precios” y “reestructuración del empleo”. Además, como justificación para implementar estas medidas se invocan valores supremos como “ser un país serio”, ”cumplir con los compromisos internacionales” y “generar un buen clima de negocios para los inversionistas extranjeros”. A pesar del dispositivo mediático que todavía logra acaparar la atención de buena parte de la opinión pública, los ajustes no han tenido buenos resultados a lo largo de la historia del país. Más bien todo lo contrario. Es por eso que en la actualidad los gobiernos buscan despegarse totalmente de la idea de “ajuste”. Y en el caso de tener y/o querer llevarlo adelante, recurren a la “pesada herencia” (ver) dejada por un gobierno anterior. Que se combina con nuevas denominaciones. Hoy muchos funcionarios admiten que no es bueno hacer un ajuste brutal. Entonces surge el “gradualismo” (ver) como una supuesta versión humanitaria del ajuste.