balotaje

Segunda vuelta electoral. Nuevo fetiche por el que cada candidato piensa que puede llegar a ganar una elección ejecutiva. En realidad, en un contexto de balotaje, para muchas fuerzas “ganar” pasó a ser un hecho secundario. Y lo que realmente pasa a importar es “entrar al balotaje”. A veces el sólo hecho de entrar al balotaje puede ser considerado un triunfo. El balotaje se transforma entonces en un hecho político que concentra al mismo tiempo los efectos del maquillaje, la cirugía estética y el photoshop de algunas fuerzas electorales. Porque una fuerza que sacó el 22% en los comicios generales, puede duplicar su cantidad de votos en un balotaje, gracias a que sólo hay dos opciones para el sufragio. Bien podría considerarse al balotaje como la definición por penales de la política. Eso sí, muchísimo más costosa.