autocrítica

Reclamo constante por parte de gente que jamás la ejerce. En la teoría es una reflexión profunda sobre una tarea que se llevó a cabo y que, pasado el tiempo, se considera que se podía haber hecho mejor y sin cometer tantos errores. En la práctica, es algo que se enuncia sólo cuando se pretende conseguir votos, pero que en la realidad no se practica. Suele ser común ver a ex funcionarios o a dirigentes admitir “hemos cometido muchos errores”, y enunciar que se puede aprender mucho de ese reconocimiento. Pero en lo concreto, jamás se dan precisiones de cuáles han sido esos errores, con lo cual esa autocrítica jamás puede ser llevada adelante. Al menos no en público y en las condiciones en las que se la enuncia. Algunos partidos de izquierda, más atados a dogmas casi inexistentes en la política actual (como los programas o las plataformas políticas) suelen ejercer fuertes autocríticas cada tanto. Pero lo hacen luego de que esos actos quedaron definitivamente en el pasado, luego de transcurrido un tiempo que sólo es superado por el que tarda la Iglesia Católica en reconocer que estuvo mal en excomulgar o quemar en la hoguera a un científico considerado hereje, pero que el tiempo demostró que estaba en lo cierto.