zoom

Marca de una de las compañías que realizan videollamadas que se impuso entre las preferencias de la mayoría de la gente durante un período de prolongada cuarentena. De esta manera, el nombre de la marca se transformó en sinónimo de esta forma de comunicarse. Al igual que anteriormente había ocurrido con otras marcas, como por ejemplo, la de unas hojas de afeitar, la de unos apósitos adhesivos o la de una marca de pegamento cola, entre muchas otras. El término zoom se impuso por varios motivos. Por una lado, la propia dinámica del dispositivo, que hizo que la mayoría de la gente la elija para sus comunicaciones. Pero hay también una cuestión más vinculada al marketing del nombre. Se trata, en primer lugar, de un nombre sencillo, breve y contundente. Un nombre pegadizo, pregnante, casi una onomatopeya. Un nombre que, además, permite utilizarse en neologismos propios de una situación de cuarentena. Por ejemplo, la palabra “zoompleaños”. Es decir, la modalidad de festejar un cumpleaños por zoom ante la imposibilidad de tener encuentros personales. En este caso, el uso del zoom es planificado. Pero puede haber también algunas repercusiones del uso del zoom, que tienen que ver con descuidos, como creer que la conexión no está activada cuando en verdad sí lo está. Así puede darse el denominado zoom hot, que consiste en ver a alguien teniendo alguna actividad sexual mientras se supone debería estar cumpliendo algún compromiso laboral. Como por ejemplo, estar presenciando una sesión parlamentaria, como diputado de la Nación. De todos modos, hay que aclarar que en ninguno de estos casos la culpa es del zoom. Más bien, el zoom sirve para desnudar (valga la paradoja) el accionar legislativo de gente con capacidades democráticas diferentes.