voto electrónico

Superstición futurista que parte de la idea de que todo lo digital es moderno y menos manipulable que el viejo sistema de la boleta de papel. El voto electrónico se efectúa dando un click en una pantalla, acto que reemplaza a la antigua modalidad de boletas, cuarto oscuro, sobres, fiscales, etc. Es cierto que el daño ambiental por la tala de árboles se reduce si las boletas no se imprimen en papel. También es cierto que eso se compensa con la megaminería contaminante que se necesita para extraer los componentes con los que se hacen las computadoras. En cuanto a las posibilidades de fraude, son tan grandes como con las boletas y las urnas, si no superiores. Es curioso: las mismas personas que defienden esta forma de votación por considerarla “transparente” son las que se aterran cuando reciben algún mensaje extraño por correo electrónico o alguna red social, pues creen que puede tener un virus que aniquile todo el material de su disco rígido.  En aquellos lugares donde se ha implementado el voto electrónico las cosas transcurren electoralmente más o menos del mismo modo que con urnas y boletas. Es decir, con el triunfo de los partidos con mayores aparatos y redes clientelares, y con constantes sospechas de que los resultados pueden ser adulterados, aunque nadie diga nada porque siempre está latente la posibilidad de poder manejar las urnas, las computadoras, los clicks o lo que sea.