Unión Cívica Radical

Partido centenario, el más antiguo entre los que tienen vigencia política en el país. Mientras en Europa y los Estados Unidos el término “radical” se utiliza para denominar a una izquierda extrema, revulsiva y antisistema, en la Argentina hay pocas identidades políticas más integradas al sistema y menos revulsivas que la de los radicales. Al igual que las otras grandes fuerzas políticas en la Argentina (es decir, que el peronismo), los radicales han logrado sobrevivir gracias a la ausencia de una ideología. Se han adaptado a los vaivenes de gobiernos que impulsaban políticas conservadoras o socialdemócratas, y economías liberales o keynesianas. Y al igual que el peronismo, han sabido contener esta heterogeneidad con la caja de los gobiernos provinciales, municipales y estudiantiles, y la ilusión de poder contener diferentes pensamientos, incluido un improbable y minúsculo grupo de izquierda. Los distingue del peronismo el hecho de tener una apariencia más republicana, honesta y apegada a lo institucional, aunque también bastante más amarga, inepta y loser. Nunca quedó claro si son realmente menos mafiosos que los peronistas o si el hecho de tener que caretearla con diatribas antipopulistas les resta capacidad de apriete. Por supuesto, así como hay radicales honestos, consecuentes y luchadores (lo mismo que entre los peronistas), también los hay quienes no dudan en mandarte al matar al mejor estilo PJ. En su última convención discutieron durante 12 horas cuál sería el rumbo a seguir y finalmente los radicales decidieron apostar por un frente de centro derecha. Lamentablemente, el ala combativa, revolucionaria y filo guerrillera, que impulsaba una fórmula propia, fue derrotada. Es así que el sueño progresista de una candidatura de centro, insípida y anodina tendrá que esperar a otro momento para hacerse realidad.