UNA POSIBLE INTERPRETACIÓN DEL ACTUAL ESTADO DE LAS COSAS


Si esto es así, lo siento, yo me opongo.
No quiero derramar ni la mitad
del sudor, de la sangre, de las lágrimas
que abrieron el camino entre las olas
(la huella indescifrable)
de quienes me trajeron hasta aquí.
 
El camino que rueda sangre abajo
almita en pena
tierra extirpada
llega manso
arrojado al suplicio del lejano
laberinto inhallable del origen
y se sienta en el fondo
a explicar este tiempo sin fronteras
que baja de un barco
y no vuelve
nunca
más
 
soy
(lo sé)
de aquí, de este costado
donde ya no hay centro
ni pausa
no fui de aquí, lo sé, pero aquí estoy
tramando un inconsciente colectivo
que habita en los umbrales de una especie
que se traga la tierra, el sol, los pájaros
hundida en las tinieblas
de una sola certeza:
el ser de aquí sólo es estar aquí.
 
Versos tibios como tendones
de cabezas recién arrancadas
vienen a hablar de gestas y leyendas
versos como castigos.
 
Estoy
plantado y bien regado de preguntas
que lamen la corteza de un capricho
llamado sociedad o como fuera.
 
Ya soy de aquí, lo sé
y porque soy de aquí es que me opongo.
Lo siento, yo me bajo
lo siento, no soy parte
lo fui, no lo soy más: ahora me opongo.
 
Me opongo a seguir siendo cloaca de alguien
a tapar tanta mierda
a lavar la conciencia
con sonrisas que duelen.
 
No quiero más
nada, no quiero
aplaudir a quien más busca un aplauso
asfaltar el camino victorioso
de quien lleva a sus hijos
a morir en el campo de batalla.
 
Claro, sí, ya lo entiendo
es tan obvio este mundo indescifrable
quieren volverme loco
quieren volvernos locos
vomitar en los sueños de los justos.
 
Tan sencillo es decir, hoy, que me opongo
cuando todo se pudre desde adentro
y se pudren también en la corteza
la cáscara vacía
el paisaje soñado
la imagen
de un desierto de flores en pantallas.
 
Ya lo dije al comienzo: yo me opongo
con zapatos de andar bajo metralla
en pies invertebrados
con uñas derrotadas
que escarban en el torso
o existencia de músculo y botones
y camisa de pecho retorcido
pantalón de caderas
que bailan al compás de un bombardeo.
 
Me opongo con un cuerpo que no piensa
ni responde, ni corta, sólo cede
a este margen de error o madrugada
clavada en la azotea del milagro
tanto techo que llueve
en un cielo de ramas e infracciones
y un sombrero inclinado
cabeza de pensar torcido
vestido en el cadalso de los días
rumbo al último estruendo de esperanza.
 
Me opongo con la piel hecha ceniza
con una liviandad llena de encierro
y el alma pixelada
que late, corazón del pesimismo
con lucidez de almendra
y estupidez de sal marina.
 
Me opongo
a seguir descifrando una estrategia:
si no hay nadie que pague platos rotos
esto es sólo un negocio escandaloso
dinero que malgasta
el gris imaginario de los días
y entre el desatino
la voz de la conciencia: yo me opongo.
 
El grito que me empuja hacia la muerte
(me opongo a todo esto)
es vanidad sincera
(flamea al viento, dios desesperanza)
me opongo y luego
me vuelvo a oponer
tan trágico y destino es mi destino.
 
Si me matan mil veces, yo me opongo
si me expulsan de todo, yo me opongo
si el día está asomando
si existe algún mañana
se batirán a duelo los rincones
de náuseas agitadas en el cielo
comisura de fe
pestes llenas de calma.
 
El fin definitivo de una era
se vende en un mercado
pues todo está a la venta
hasta el sol que calienta rebeliones
hasta el grito, mi grito: yo me opongo
con aullidos que salen a la venta
y le plagian al mundo su agonía.
 
Yo me opongo
y sé que luego de eso ya no hay nada.
Obedecer señales en el viento
es la tibia maleza que nos duerme,
nos inyecta poder. Es obediencia
lo que late y nos corre por las venas.
 
Repito, yo me opongo.
Hablo vidas de enjambres y dialectos
trazo lentos lugares, tiempo ausente
bailo lagos de leche seca
no tengo opciones, tiro de la carne
que sangra sobre mis antepasados
y escarba bajo las estupideces.
 
Lo dije y lo repito: yo me opongo
necesito revancha
y me siento tan solo que no creo
y la falta de fe me crea aliados
alientos que respiran en mi boca.
 
Las pestes que el poder nos suministra
se contagian camino al escenario
de esperar el milagro
ventanas sin paisajes, soles grises.
 
No dejo de pensar y es el infierno
este suelo que piso.
Las paredes que vienen a rodearme
conocen de memoria
las últimas noticias desde el cielo
pesadillas de moscas
que conversan, caricias
que se saben la noche de memoria.
 
El cadáver aún tibio de un abrazo
las velas de otro barco que está hundido
y entonces
los días
son momias de sol
espejos, aguardientes
imágenes borrachas
juegan
con las vidas que nunca comprendieron
con los cuerpos que siempre despreciaron
con el tránsito ardiente
de su santo negocio.
 
Me opongo a todo esto
con un hilo de voz que no consigue
saltar de nuevo el muro de silencio
y se hace sombras
gotitas de esta peste que descansa
en lo alto del cielo
donde los dioses son ciegos y alados
y se beben la sangre, nuestra sangre.
 
Con la sangre, mi sangre es que me opongo
con el miedo a plagiarme, a repetirme
me opongo a la mierda de los siglos
a sentarme en la nube que me nubla
me opongo a resignarme
perdido entre tinieblas
me opongo
resisto
y el vacío que finge ser sustancia
y un haz de luz se clava entre mis ojos.

Publicado originalmente acá http://www.lavanguardiadigital.com.ar/index.php/2020/04/20/una-posible-interpretacion-del-actual-estado-de-las-cosas/