Expresión extrema de odio hacia la nacionalidad. En su forma jurídica, cuando la expresión forma parte del veredicto de una corte marcial, puede desembocar en la pena capital. Como suele suceder con la Justicia utilizada en términos políticos, lo que podía suponer una manifestación de maldad extrema, puede ser en realidad algo relativo. Es así que la “traición a la Patria” (como otras expresiones extremas como “golpe de Estado”, “dictadura”, etc), de tanto usarse de un modo banal, termina usándose para toda clase de interpretaciones que tienden a relativizar esta decisión inicial. Sobre todo cuando se mezcla en una acusación de “traición a la Patria” a funcionarios importantes con personajes mediáticos de nula incidencia en las políticas oficiales. Y ni hablar cuando se exime de dicha traición a los verdaderos artífices de aquello que, sea cierto o no, es causal de traición. Como pueden ser los legisladores que aprueban una ley, que fue la que finalmente generó la altisonante expresión de “traición a la Patria”.