Teatro Colón

Máximo coliseo argentino, teatro porteño pensado para tocar música sin amplificar. Es decir, conciertos sinfónicos y de cámara, ballets, óperas, etc. En la historia del Colón se presentaron distintos artistas populares, siempre como una excepción a la programación habitual (suele tocar la Orquesta Sinfónica Nacional), y con una carácter consagratorio para dichos artistas. Esto no es algo que esté escrito, sino que forma parte de la tradición. De hecho, existía hace algunos años la costumbre de gritarle “al Colón, al Colón”, a alguien que hacía algo con maestría, sea tocar un tango o jugar una pelota en un estadio de fútbol. En general, los músicos de rock que llegaron al Colón presentaron allí conciertos que, aunque amplificados (los cantantes de rock no tienen un caudal de voz para cantar sin amplificación, ni aún con una cústica excelente como la del Colón), tenían alguna reminiscencia a la tradición del teatro: una sección de cuerdas, de vientos, una orquesta, etc. Hasta que fue convocada una banda de rock muy famosa y sus integrantes declararon que les era indiferente tocar allí, que para ellos era sólo un show más. El director del Colón los tildó de irresponsables e irrespetuosos, calificativos que esos músicos adoran. El problema es que ese mismo director había cometido actos un poco más irreverentes e irrespetuosos, como alquilar el Colón para toda clase de fiestas empresariales y contratar a famosos actores internacionales que cobraron fortunas para brindar espectáculos pobres, de esos que en la jerga del teatro suelen calificarse con el tecnicismo de “choreo”.