Como su nombre lo indica, es un accesorio para tapar bocas. Pero también, aunque su nombre no lo diga, para tapar narices. En realidad se intentó utilizar el término para reemplazar a “barbijo”. Seguramente por el hecho de que las disposiciones durante la pandemia son que la gente esté en lugares públicos con la cara tapada, y no necesariamente (o exclusivamente) con barbijo. Aunque es probable también que se trate de una cuestión de discriminación y corrección política. Y que el término “tapabocas” sea a “barbijo” lo mismo que la palabra “afrodescendiente” es a la palabra “negro”. Lo cierto es que hay muchas maneras de taparse la boca y la nariz. Y que con los cambios producidos por la pandemia, lo que antes era repudiado como un método piquetero (cubrirse la cara con un pañuelo palestino, por ejemplo), hoy es visto como una forma de cuidado de la salud. Por no hablar de paradoja de que antes una persona que entraba a un banco o a una comisaría con la cara tapada era considerada delincuente o subversivo. Y hoy es alguien que vela por el bienestar de los demás.