Rey de España

Monarca que sucedió al dictador Francisco Franco en el mando del estado español. Durante los primeros años de la transición española, el rey fue una figura respetable, que oficiaba como prenda de unidad, tanto de todo el estado (frente a los reclamos de las autonomías, principalmente Cataluña y el País Vasco), como en la antinomia izquierda-derecha que había derivado en la Guerra Civil. Durante muchos años, en España fue casi imposible criticar la figura del Rey. Cosa curiosa, puesto que en esos mismos años los españoles (o al menos muchos de ellos, la mayoría de la opinión pública, incluida cierta intelectualidad supuestamente bien pensante y “progresista”) presumieron de modernos europeos y hasta se permitieron ser paladines de la democracia y el republicanismo, condenando por igual “populismos” y “totalitarismos”. Con el tiempo, se fueron conociendo algunos aspectos de la vida de los integrantes de la monarquía que hicieron que la otrora inmaculada e intocable figura del Rey se volviera algo cuestionable. Principalmente, algunos desfalcos al Estado, la vinculación con negocios poco transparentes y la caza indiscriminada de elefantes. Este último episodio reavivó una vieja historia que pronto dejó de ser una leyenda urbana para pasar a ser un dato conocido por todos, o casi todos: cuando era joven, el Rey había matado a su propio hermano. Todas estas noticias hicieron que la imagen de la Corona española cayera en picada. Tanto que el Rey se vio obligado a hacer algo que pocos reyes hacen: abdicar. En su lugar asumió su hijo, el príncipe. Claro que para la mayoría de la gente, el rey siguió siendo el antiguo rey, y el rey actual siguió siendo el príncipe. Tanto que el Rey (el antiguo Rey, el de la corrupción y los tiros fratricidas y elefanticidas) siguió participando en actos oficiales. Fue ese Rey quien vino a la Argentina para participar en los festejos por el Bicentenario de la Independencia. Y fue a ese rey a quien el presidente argentino le contó que los héroes de nuestra independencia habían sentido miedo de dejar de pertenecer al estado español.