reactivación

Superstición económica que aparece con una fuerte presencia antes de cada elección, del mismo modo que aparece, antes de la Navidad, la superstición de Papá Noel. La reactivación consistiría en la posibilidad de que una mayor cantidad de gente tenga la posibilidad de gastar plata, en la mayoría de los casos, en cosas que llevan a una mayor contaminación del planeta o a hacer del mundo un lugar más sucio. La sensación de reactivación por parte de “la gente” que la recibe, también es una superstición. Tanto que en sus discursos, cada vez que un político pone un ejemplo de lo que fue un momento de reactivación, habla de un tiempo que es visto de ese modo desde el presente. Pero que en el momento en el que estaba sucediendo, no necesariamente era visto por la gente como “reactivación”. Lo cual lleva, una vez más, a poner en duda la existencia de dicha “reactivación”. Movimiento socio-económico que consiste en  la posibilidad de acceder a una mayor cantidad de ingresos por parte un amplia mayoría de la población. Lo que redunda en un incremento en los índices de consumo y, por lo tanto, en la posibilidad de crear más trabajo y mejores remuneraciones, creando lo que se denomina un círculo virtuoso (ver). En los hechos, la reactivación es una superstición que permanentemente está abonada por números macroeconómicos o datos que exceden la economía doméstica y la realidad cotidiana de la mayoría de la población. Puede enarbolarse el discurso de la reactivación y agitar cifras desde el discurso oficial, como para contradecir las penurias del día a día. A veces, este discurso logra calar en algunos sectores de la población, que creen realmente que la reactivación es un hecho, por más que pueden constatar en su economía doméstica que esta reativación está muy lejos de realizarse. Y otras, cuando se hace insostenible la retórica sobre la reactivación, por ser más que evidente que está muy lejos de la realidad y que sólo existe en las usinas de difusión gubernamentales, el poder cambia de discurso y apela a la ilusión de que la reactivación. Es decir, se asume que la reactivación no sucede en el presente, pero se pretende hacer creer que es algo que sucederá en un futuro, generalmente no muy lejano. Esta ilusión a veces funciona y le permite al gobierno de turno ganar algo de tiempo. Otro de los términos que, en lo concreto, están ligados a la economía y a la política. Pero que, si se analiza en profundidad, forma parte, más bien, del mundo de la autoayuda y la espiritualidad. El uso del prefijo re habla de un llamado a volver a un lugar en donde alguien (en este caso, un país) estaba, pero por alguna cuestión dejó de estar. ¿La vuelta a qué estado es la que se proclama con ese re de reactivación? ¿O se trata más bien de un doble juego ilusorio, donde se pretende volver a un lugar donde nunca se estuvo? ¿Y se puede pensar en llegar a un lugar existente si se parte de una doble ilusión? Suena cuanto menos raro. Sin embargo, la reactivación sigue funcionando como un elemento central en los discursos políticos, sobre todo entre aquellos que no pueden ocultar un muy evidente deterioro en materia económica, que las penurias del día a día de una gran mayoría de la población hace imposible disimular. La reactivación es, por lo tanto, más un elemento del discurso político del día a día, que algo central en las campañas electorales. Y a pesar de las dudas que plantea el término, sigue funcionando como palabra esperanzadora frente a cualquier coyuntura desfavorable.