Anacronismo programático. Conjunto de medidas que los partidos políticos solían presentar antes de las elecciones, donde se explicaba qué iban a hacer en caso de llegar al Gobierno. La plataforma solía tener una larguísima lista de medidas, donde cada fuerza electoral daba respuestas a la sociedad sobre casi todo: educación, economía, jubilaciones, salud, cultura y un larguísimo etcétera. Las larguísimas plataformas fueron reemplazadas por un par de consignas concretas sobre pocos temas. La elección presidencial de 1989 marcó un quiebre en ese sentido, porque el candidato ganador sólo propuso como ejes de su campaña la “revolución productiva” y el “salariazo”, en una presunta apuesta por la industrialización y los aumentos de sueldo. La brevedad de las consignas no fue motivo suficiente para que, luego del triunfo, estas consignas se llevaran adelante. Desde entonces, las plataformas electorales no existen o están tan bien escondidas que nadie sabe muy bien dónde se guardan. La mayoría de los responsables de las principales agrupaciones y coaliciones cree que las plataformas “no tienen nada que ver con la política moderna” y que fue por eso que se dejaron de usar. “Todo eso es muy siglo XX”, explican los encargados de campaña, anteriormente conocidos como “militantes”.