disturbios

Eufemismo que se utiliza para instalar la idea de caos social cuando no se quiere investigar qué es lo que causó ese supuesto “disturbio”. Es muy común el “disturbio” como forma de empañar una movilización masiva. Para esos casos, basta infiltrar a algunas personas (en general, agentes de alguna fuerza de seguridad y/o de los servicios de inteligencia; ver infiltrados) para ir a causar destrozos y provocar y justificar así la represión policial a los manifestantes. Si bien a veces se sabe la verdad y se da a conocer que lo que se presentó como “disturbios” no era más que una serie de incidentes violentos armados, esta aclaración casi nunca llega a tener la relevancia que tuvieron las imágenes de los “disturbios”, Y se hace así difícil borrar del imaginario colectivo la idea de que, lo que debería haber sido la noticia de una movilización popular masiva para reclamar algo concreto, se vio opacado por gases, piedras, paredes pintadas, vidrieras rotas y monumentos históricos dañados. Más bien, lo que queda como noticia es el costo que tendrá que afrontar el Estado (es decir, los contribuyentes a través de los impuestos) para pagar los daños ocasionados por los “disturbios”. Y de esta manera instalar la idea de que los manifestantes son los culpables de que todos tengamos que desviar fondos públicos que, de otra manera, irían a parar a escuelas y hospitales.