Existen varios tipos de campaña y cada una se define por alguna cosa puntual. La campaña de miedo es, en este sentido, un clásico, que en general utilizan con mayor asiduidad los oficialismos. La campaña de miedo clásica consiste en una maniobra conservadora para mantener lo que hay y no aventurarse a cambios profundos con otros candidatos, como si realmente un candidato pudiera generar un cambio profundo luego de una victoria electoral. La campaña de miedo se parece mucho a aquella vieja definición surgida del refranero popular, que dice: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. En general las campañas de miedo no suelen obtener buenos resultados, porque cierran filas sobre la resignación.