Albergue transitorio de una fuerza política durante un comicio. En el búnker es donde se cuentan los votos, donde se centraliza el trabajo de los fiscales, donde van los candidatos a dar declaraciones, y donde los militantes y simpatizantes se congregan para alentar. El búnker de casi todos los candidatos (al menos los de los más importantes), está lleno de periodistas, camiones de exteriores de canales de televisión, y móviles de radios. La tarea de un periodista en el búnker es tratar de entrevistar a los candidatos, procurar material de color con qué llenar espacio de aire o texto en momentos en que no hay ningún dato ni información relevante, y probar el catering para después comentar con los demás colegas detalles importantísimos como saber si hubo sanguchitos, empanadas, saladitos, gaseosas o si se sirvieron bebidas alcohólicas y la calidad de todo eso. La expresión germánica búnker surge de una necesidad de acortar una expresión que en el día del comicio se vuelve crucial y que su correlato en castellano siempre encuentra expresiones más extensas y de varias palabras, como “comando electoral”, “centro de cómputos”, “centro de campaña”, etc. Aunque tampoco hay que descartar la tilinguería de usar un término extranjero para cualquier cosa. Por último, es llamativo que se use una palabra tan cargada de contenido bélico como “bunker” para denominar a un lugar típico de la expresión democrática. No se entiende por qué usar un término armamentístico y que remite a la guerra, cuando bien se podrían usar otras palabras mucho más amables como “guarida”, “refugio”, “madriguera”, “cueva” o “trinchera”.