glamour

Elegancia al vestirse, especie de corrección absoluta de la apariencia y estado en el que la vida parece mejor, hasta generar la envidia de la mayoría de la población, dado que el glamour es cosa de poca gente. En la política es un valor que se destaca cuando no se quiere hablar de medidas políticas. Lo que, evidentemente, resulta muy político. El término se utiliza casi exclusivamente para los personajes femeninos, y de manera muy especial para los encuentros protocolares, casi siempre en el extranjero o en recepciones a mandatarios extranjeros. En el caso de mandatarios varones, son ellos quienes hablan de política y sus esposas (las primeras damas) quienes ejercen (o no) el glamour. Para estos medios, la máxima aspiración de una primera dama es el “estilo” y esto se consuma cuando se utiliza una expresión conformada por el término “estilo” seguido del nombre de pila de la primera dama en cuestión. Cuando la mandataria es una mujer, la búsqueda de glamour se transforma en el único objeto de opinión y las medidas políticas no es que quedan en un segundo plano en las coberturas periodísticas, sino que directamente desaparecen.