Cámara alta del Congreso de la Nación, que tiene la particularidad de ser representante de las provincias. Esto se debe al hecho de que en la cámara de senadores hay tres representantes por provincia, dos por la mayoría y uno por la minoría, sin importar que porcentaje obtenga cada uno en los comicios. Por otra parte, cada provincia tiene tres senadores, independientemente de la cantidad de población que tenga. El Senado suele ser el ámbito más conservador de una entidad de por sí conservadora, como es el Congreso. Por eso es que muchas leyes “progresistas” logran una media sanción en Diputados, pero después naufragan cuando llegan al Senado. Se trata de un lugar clave, al que un Gobierno debe dedicarle muchas horas de rosca. Institución retrógrada que representa la casta principal del Poder Legislativo. El Senado es el lugar donde, se alega, el país se vuelve más federal. Y es así que una provincia con 500 mil habitantes tiene la misma representatividad que otra que tiene 15 millones. Esto no significa que las provincias más pobladas tengan mejores senadores que las menos pobladas. El Senado es un misterio y encontrar gente más o menos sensata no resulta sencillo. En un debate en el Senado se pueden escuchar cosas como que existe una violación no violenta; que los fetos tienen alma; que si la madre de Vivaldi hubiera abortado, Vivaldi no habría nacido; o que una persona diga que va a votar en contra de un proyecto de ley que no leyó. Alguien dirá que estos argumentos no son muy distintos a los que se escucharon en la Cámara de Diputados. Y es verdad. Pero en el Senado hay más representantes que dicen cosas así. O se hacen escuchar más. O su opinión pesa más. Y es así que se terminan aprobando propuestas de gente que piensa ese tipo de cosas. O rechazando proyectos de gente que piensa distinto a la gente que piensa así.